Los sepultureros saben muy bien
quiénes se vestirán de osamenta;
que esos cuerpos sin tumba
desmentirán las metáforas de metralla
que ellos, funebreros sin gloria,
sobrevivirán de costado;
afuera se ven pozos, piedras, pedazos,
se respira carne quemada;
algunos tenían ojos grises y mirada ciega,
tenían hijos y murieron como otros hijos
y otros, como otros más;
- nadie parece tener voz -
todo es un conjuro
de condenas incumplidas
y unos cuantos, desde lejos,
se relamen satisfechos;
en Tiflis, mientras tanto,
los sepultureros continuarán su oficio
de numeración interminable;
pocos,
muy pocos tendrán tiempo de pensar
“…que descansen en paz…”
quiénes se vestirán de osamenta;
que esos cuerpos sin tumba
desmentirán las metáforas de metralla
que ellos, funebreros sin gloria,
sobrevivirán de costado;
afuera se ven pozos, piedras, pedazos,
se respira carne quemada;
algunos tenían ojos grises y mirada ciega,
tenían hijos y murieron como otros hijos
y otros, como otros más;
- nadie parece tener voz -
todo es un conjuro
de condenas incumplidas
y unos cuantos, desde lejos,
se relamen satisfechos;
en Tiflis, mientras tanto,
los sepultureros continuarán su oficio
de numeración interminable;
pocos,
muy pocos tendrán tiempo de pensar
“…que descansen en paz…”
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