
a esa hora
en ese lugar
ella baja del auto
él la mira sonriente
con cara resignada
ella se va
él continúa sonriendo
la silueta se diluye
pero no está solo
en ese mirar abandonado:
a su lado, a los saltos
un caniche blanco no disimula
a su lado, a los saltos
un caniche blanco no disimula
y también desespera...
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