
mi sombra venía desde la oscuridad
de cruzar un río de agua seca
de rozar la piel sobre las piedras
afuera, lejos, el tiempo era elástico
y la lengua, las piernas de una mujer
deslizaron el viaje más efímero
hacia la tormenta menos pensada
de la mano, en silencio
aquella oscuridad de donde venía
iba clavando sus horas en relojes de arena
como un calendario de breves instantes
o los indicios de un acertijo
afuera, lejos, cabalgar las intermitencias
fue un destello de fugacidad luminosa
un brillo donde el neón alumbraba tan poco
que hasta los ojos se volvieron ciegos
pero eso, en verdad, nunca tuvo
ninguna importancia
2 comentarios:
bellísimo!
puedo, por favor, seguir un momento más en silencio..
un abrazo
gracias Melina
gracias por tus palabras
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