
acariciar viejos alambiques
o para aquellos mostos aguachentos
que bebíamos sin parar
habrá que buscar en el cielo
nubes que suturen el aire
lluvias que claven sus aguaceros
en charcos solitarios
golondrinas que confirmen
la saliva del viento
una ciénaga hambrienta
el pantano más profundo
no quedará tiempo para todo eso
otra vez
la memoria del rojo atardecer despertó
ávida y salvaje
2 comentarios:
Perfecto y tierno.
gracias
muchas gracias por tus palabras
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