
sus postes rotos parecen temblar
y el revuelo de unos patos
es anuncio de migajas flotantes
no se oyen demasiados ruidos
salvo rumores de aguas inquietas
oscilando entre deshechos
un carguero de bandera chipriota
navega por el canal mayor
y su proa recorta el fondeadero
siguiendo la correntada
en despedida, la silueta de óxido gris
se desvanece detrás del timón
rumbo a un único destino conocido:
el mar abierto que lo aguarda río abajo
igual que yo en esta fría mañana
deberá enfrentarse a esa inmensidad
sin compañía
2 comentarios:
muy bueno, roberto, me gusta mucho el remate del poema, me sorprendió.
P.D.: falta menos para que las mañanas comiencen a ser un poco más cálidas (al menos eso espero).
gracias Paula
imagino tu sensibilidad en las mañanas y, es verdad, falta menos
un abrazo
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