Pienso en los parecidos. En las diferencias. Si son miradas, oscilaciones, réplicas de un hechizo que nos acerca, nos aleja, nos desborda. Pienso en las diferencias suponiendo que vemos lo mismo. Que eso mismo es todo. Que ahora y siempre todo será diferente y parecido, hasta los paisajes de un único cielo. Que los espejos no cambiarán nada. Que los atardeceres continuarán siendo tan bellos como una postal sin fecha y que nuestros cuerpos enroscados dibujarán sobre el agua la silueta del abrazo perfecto. ¿Dibujarán también amaneceres? ¿Noches de luna llena? ¿Niebla de los mares?
¿Qué más serán capaces de dibujar?
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