Estoy acostumbrado a acostumbrarme / con el insignificante sentido de las palabras / y no sé si el hombre le dio horas al tiempo / o el tiempo horas al hombre. Estoy libre en mis prisiones / calma siniestra por escapar / y no sé si los dioses crearon / el mundo para los hombres / o los hombres el mundo para los dioses / Estoy viviendo mi muerte / tácito pasillo que aborrece de oscuridad / y no sé si soy yo quien intenta escribir / o escribe quien intenta ser yo. "Hombre" de Fabricio Simeoni

12 de enero de 2012

Indiferencia - Beckett y yo

“…Allá arriba la luz, los elementos, una especie de luz, la suficiente para ver, los vivos se encaminan, sin demasiada dificultad, se evitan, se unen, evitan los obstáculos, sin demasiada dificultad, buscan con los ojos, cierran los ojos, detenidos, sin detenerse, entre los elementos, los vivos. A menos que eso haya cambiado, a menos que eso haya terminado. Las cosas también deben estar allí todavía, un poco más gastadas, un poco más menguadas, muchas en el mismo lugar que en tiempos de su indiferencia…


¿Y qué debería hacer yo ahora? ¿Me alcanzarán otra vez aquellos tiempos de indiferencia? Nunca he sabido por qué, por qué las cosas siguen del mismo modo, pase lo que pase, pero del mismo modo, y entonces me pregunto si pueden esfumarse aquellos ojos sumergidos en la estática del olvido, si sólo yo puedo recordar aquella mirada y en tal caso, si aún existe, ¿dónde está? porque necesito verla, sentir esos ojos clavándose como intrusos en estas visiones sin sol; confesar que las luces que eludíamos sin dificultad, no reflejarán otros ojos que los nuestros, porque sólo los nuestros pueden permanecer inmóviles unos dentro de otros sin que el mínimo pestañeo los desvíe de su lugar, como los flashes de aquellas pequeñas fotos que entregábamos, desnudos, cuando terminábamos de hacer el amor; porque así quedábamos, hundidos y apilados sobre la piel, resoplando con lentitud en un tiempo detenido en pocos segundos como si hubiésemos sido culpables, los únicos y verdaderos culpables de semejante indiferencia a nuestro alrededor; y alumbrábamos la silueta que más nos gustaba dibujar, la que nos amortiguaba de palabras, de gestos, de olores; y es que habíamos sido demasiada lluvia para una tormenta de otoño, habíamos consumido todos los roces con nuestras manos, con nuestros dedos; creíamos en una clave secreta donde tropezar despiertos; la misma señal que nos encandilaba en cada noche, en cada paraje, más claro o más oscuro, donde nos cruzamos el sexo; donde fuimos uno y uno en cantidades tan mínimas, tan suficientes, que no podrían explicarse; tal vez porque todo empezó, ocurrió y terminó como un sueño único y arrollador, como una simple sucesión de miradas y nada, nada más que indiferencia.    

Continuación libre de un párrafo de "Textos para nada" - Samuel Beckett 

4 comentarios:

David del Bass dijo...

Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!

La Turca y sus viajes dijo...

Hola!!!
Nada pasa a la indiferencia, porque al igual que la nada, hay algo en ese lugar, “la nada misma”….

Feliz 2012 y un abrazo de oso.

Lupus dijo...

gracias a ambos por sus comentarios y palabras
visiten el blog cuando lo deseen
yo haré lo mismo con el de ustedes
y si, la nada misma también es un lugar, ¿o un no lugar?...

La Turca y sus viajes dijo...

Hola!!!!

Hoy sí, es el último día, alas 17 hs Argentina se sabrá que es el gran ganador, del concurso de La Blogotera, donde tenes tu blog inscripto y yo el mío……Te espero allí para ver como salimos.
Buen fin de semana con un abrazo de oso.