Estoy acostumbrado a acostumbrarme / con el insignificante sentido de las palabras / y no sé si el hombre le dio horas al tiempo / o el tiempo horas al hombre. Estoy libre en mis prisiones / calma siniestra por escapar / y no sé si los dioses crearon / el mundo para los hombres / o los hombres el mundo para los dioses / Estoy viviendo mi muerte / tácito pasillo que aborrece de oscuridad / y no sé si soy yo quien intenta escribir / o escribe quien intenta ser yo. "Hombre" de Fabricio Simeoni

5 de diciembre de 2010

Hipótesis (Más de Valverde y Lupus)

Supongamos que mientras la arena arde, la infinita rabia de un dios tedioso fabrica medusas entre tus dedos, que una moneda de cinco centavos se ha convertido en el punto G de la generación X, que todo es lo mismo, que lo mismo es todo, porque todo lo que podamos experimentar acaba siendo dorado, cálido, redondo y liviano a la vez. Quiero decir: estamos levitando inertes a dos o tres centímetros del suelo.

Hasta que en cualquier instante sucede. Un raro veneno blanco, una disposición ligeramente oblicua del mar o un balcón vacío y abierto a la noche como la misteriosa boca de un espanto, desata una secuencia de palabras fatales, sordas o interferidas por el ruido, palabras de esas que alteran los imanes, las radiaciones, los significados, y allí descubrimos - esto apenas lo intuimos - que por fin nos hemos perdido.

Pero supongamos también la inmensidad de esos mismos momentos, esa misma levedad sobre los rastros de aquella arena ardiente y que el vértigo de una ola similar - no me animaría a decir idéntica - a la que inició este viaje nos vulnere, nos abandone, nos arroje a sólo siete precisos segundos de la gracia para luego cesar su recorrido.

Supongamos entonces, que alguien nos ha robado la felicidad.

Solamente supongamos.

Es una hipótesis.

Texto de Patricio Valverde con arreglos y colaboraciones sumadas por Lupus.
Un nuevo ejercicio de una parte del Tándem.

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