Estoy acostumbrado a acostumbrarme / con el insignificante sentido de las palabras / y no sé si el hombre le dio horas al tiempo / o el tiempo horas al hombre. Estoy libre en mis prisiones / calma siniestra por escapar / y no sé si los dioses crearon / el mundo para los hombres / o los hombres el mundo para los dioses / Estoy viviendo mi muerte / tácito pasillo que aborrece de oscuridad / y no sé si soy yo quien intenta escribir / o escribe quien intenta ser yo. "Hombre" de Fabricio Simeoni

17 de abril de 2014

Esferas

Telón de escenario de Tarja Turunen 
Teatro El Círculo - Marzo 2012
Miraba llover apenas respirando, consumiendo inmóvil las horas tibias del atardecer con una lectura de palabras marchitas y el vago rastro de una caricia anestesiando su cuerpo.

El cielo gris lo había devorado, lo ahogaba en un vacío persistente cubriendo con nubes las señales dibujadas por las gotas del aguacero.

No podía, no sabía, liberarse del hechizo que lo ataba a un manojo de fotos del pasado; se preguntaba por el ritmo de sus latidos: si era ese flaco sonido que mezclaba caminos muertos y laberintos inexplicables o, si aquella humedad que le mojaba la cara y le ardía en las manos no sería espejo de una muda, oscura y sedienta soledad.

Y nadie respondía, nadie escuchaba el rumor de temblores que desnudaba su agitación ni tampoco dejaba advertir la inminencia de su propia tormenta; se había transformado en otra víctima del poder de su mirada y tuvo la certeza que ya no escaparía de ese resplandor tan próximo y lejano al mismo tiempo.

Entonces, con extraña sabiduría, descubrió al fin el único lugar dónde brillarían las pequeñas esferas de sus ojos inertes y se apresuró para ocultar de la noche su destino de pálido arco iris.

Queda poco, se dijo, pero eso, se dijo también, tal vez sea lo de menos…

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